lunes, 23 de julio de 2012

Vedetismo Ilustrado


Cuando era pequeña, en quinto de EGB, en el colegio, las monjas siempre hacían un concurso de redacciones después del verano, también era muy valorada la redacción de primavera, pero la de verano tenía premio: Te la publicaban en la revista del cole. Yo nunca gané. Siempre ganaba Ruth la empollona de la clase: Una chica muy bajita, rubísima y de buena familia que hacía ballet. Al año siguiente me cambiaron a un centro público en un pueblo (cosas de las madres funcionarias sin plaza fija) y gané el concurso al mejor dibujo de toda la escuela, que fue portada de la revistae hice una redacción que como premio tuvo: “Un día con las fuerzas armadas” y me subí a un tanque y a un barco.

 Ahora a las redacciones las llamamos crónicas y me he dado cuenta que me encanta hacerlas, aunque no obtenga premio. Algunas son impublicables hasta que pasan los años y se abre el secreto de sumario como en el  caso Kennedy (es lo que tiene la vida privada), y otras las muestro sin tapujos. Pero con el tiempo aprendí  a contar cosas entre líneas que solo podían entender unos pocos, los avispados, o simplemente los que yo quería que lo entendieran. Es un juego, como en la época de la censura, las canciones picantes de las vedettes (a los que no lo sabéis: Tengo el honor de hacer un espectáculo contando la vida de una de ellas, la más famosa de valencia: Rosita amores), Pues esto era así, entonces,  y ahora también: El arte de contar algo inocente en apariencia y en realidad cargarlo de información relevante para unos pocos entendidos o iniciados que saben ver más allá. Por desgracia en la actualidad, estamos volviendo a la censura de los sesenta y en cualquier momento para burlar a los censores tendremos que hacernos las tontas para ver si cuela. Que mierda y que pena si esto llega a pasar. De momento, mantendré silencio solo en lo privado, es decir, preservaré la intimidad que me convenga. Pero el día en que en lo público se nos imponga silencio, que a este paso nos joden la red,  el día que eso ocurra, me veo  sacando a relucir mi nueva habilidad: Tápame, tápame, tápame, tápame, tápame… que tengo frio. Buenos días.



5 comentarios:

  1. Nos va a tocar darle caña al calambur a cascoporro, como hizo Quevedo en aquello de la reina con cojera: 'Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.'
    ¡Me encanta esta ventana!

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  2. Y Olé mi niña. Has vuelto inspirada, eh???Así me gusta.

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