lunes, 4 de junio de 2012

La excusa del Lunes



Me pregunto si mi cuerpo se va a echar a perder. La respuesta es SI.  Tarde o temprano se lo comerán los gusanos
Pero mi angustia viene por otro lado, es como si sintiera  la muerte en vida: Mi cuerpo… ¿Se va  a echar a perder esta tarde? ¿Esta noche?

Un impulso enorme me lanzaría a las pistas de todos los clubes y a las barras de todos los bares, antros de jazz con músicos desgastados y neuróticos que me darían el polvo de mi vida y que jamás recordaría debido a la intoxicación etílica.
Y soy incapaz sin embargo, mi impulso es frenado porque es lunes, porque mañana madrugo, porque no quiero pillar ninguna enfermedad venérea.

Pero aquí estoy otra vez preguntándome lo mismo: ¿Mi cuerpo se va a echar a perder? Esta tarde y esta noche seguramente si, y no pasará nada; como todos los días, como toda mi vida ahora  mejorada y  maravillosa porque he conseguido aparcar casi todas sus pulsiones de muerte.

Entonces lloro, con rabieta de niña pequeña, lloro por lo que no vivo, lloro porque mañana en vez de verle tengo que ir al dentista, lloro por lo que me pierdo, lloro por lo que se pierden los otros, el mundo. Y me imagino cómo me follaría yo si fuera un hombre, y me imagino a un hombre que supiera estar con la boca cerrada, sin decir gilipolleces, y ese Yo/Hombre que me seduce sabe estar, sabe mirarme en un club de jazz un lunes cualquiera rodeados de humo,(porque en mi fantasía la ley antitabaco no existe, ni el tabaco mata) y sabe besarme solo, en el momento justo.