miércoles, 2 de enero de 2013

Haberlos haylos.



  Haberlos haylos y son dos: Las bifurcaciones en los caminos, Epi y Blas, el me quedo o no me quedo, el me gusta o no me gusta, el me caso o no me caso, los componentes de una pareja... 

  Esa mujer lo sabe bien, tan cansina siempre con sus contradicciones tan eternas, tan profunda ella, mezclando churras con merinas como yo, pues se ve que algún sentido le encontramos a lo de batir.
  Esa mujer de las gafas de pasta, el pelo rosa, los ojos grandes y alegres e innumerables patas de gallo. Ella sabe que te puedes comer la sopa o te la puedes dejar… La sopa, la de cocido… Cuanto tiempo sin ella¡Todo un invierno! Ahora se ha hecho mas frutícola, (la mujer), aunque a los langostinos no les hace ascos ¿Se puede ser vegana y comer marisco? Va a ser que no, y que además ha decidido hace tiempo que ya no quiere ser moderna aunque viva en ese barrio tan dado a las últimas tendencias, que eso para los jóvenes, que ahora prefiere ser auténtica e incluso un poco brusca. Que si le preguntan si le gusta y no es así, dirá: No, no me gusta.  Aunque insistan, eso o jugar al despiste, que ella está aprendiendo, madurando dicen, nunca se deja de aprender tengas la edad que tengas.

  Eso será, pero ya no llevará colores ni cosas que no le gusten ¡Sin abalorios! No los permitirá en su vida, es genérico, como los medicamentos, lo de los colores, digo. Que a veces cargamos con cosas en esta vida que ni nos van ni nos vienen y no nos damos cuenta, eso es lo peor y luego un día nos encontramos llevando un life style que jamás hemos buscado o rodeadas de gente con la que no tenemos que ver una mierda.

  Esa señora, tan estupenda, con su edad tan bien llevada, lo de ser más frutícola tendrá que ver, viva la fibra la hay donde quiera que vas parabapapá, y nada de alimentos refinados, ni de polvos refinados. Viva lo natural, la alimentación tradicional, la dieta mediterránea… menuda mierda, no lo de comer, pero si lo de follar, pero vamos que ni se le acerquen que muerde. Porque ella solo quiere a su hombre, a su marido: Un hombre de campo pero con dos carreras, un llauro ilustrado que no sabe nada de la tierra ni de la mujer pero que le trae las mejores taronges del badulaque del la esquina y ella le quiere con locura y le mima y le consiente y el la cuida y la ayuda y la abriga por las noches  mientras ven documentales  de la BBC y películas de Angelina Jolie policía científica y ambos tienen ya 73 años y se van a morir, como todo el mundo. 

3 comentarios:

  1. Genial tu relato. Fresco y divertido como tú, jaja.

    Leeré los del año pasado.

    Mucha suerte Riquelmismo. Por cierto, se puede compartir?

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